En la actualidad no existe ningún medicamento dirigido a combatir el virus del Ébola, por lo tanto solo se puede realizar tratamiento sintomático o medidas de apoyo. Entre ellas tenemos: para la fiebre, administrar Acetaminofén, nunca tomar Aspirina (ácido acetilsalicílico) por el riesgo que existe de manifestaciones hemorrágicas; también se debe ingerir abundantes líquidos para evitar la deshidratación y guardar reposo en cama. Si el paciente tiene manifestaciones hemorrágicas requerirá la administración por vía endovenosa de líquidos, así como concentrado de plaquetas, factores de coagulación o de transfusiones de sangre si existen pérdidas importantes. Igualmente, dentro del tratamiento del ébola, es necesario llevar un control estricto de los signos vitales como la frecuencia cardiaca, el pulso y la presión arterial con el fin de poder determinar cualquier signo indicativo de shock. Actualmente, debido al virulento brote de Ébola-Zaire que está teniendo lugar en África Occidental, se está procediendo a tratar a algunos pacientes con un suero experimental conocido como ZMapp. Otras compañías farmacéuticas trabajan a contrarreloj para dar con una vacuna efectiva para luchar frente este virus. Mientras, a algunos enfermos se les está administrando, con resultados positivos en algunos casos, suero hiperinmune (plasma sanguíneo) obtenido de pacientes que han conseguido superar la enfermedad, por lo que su sangre ha generado anticuerpos para combatir la infección. Pronóstico del Ébola El pronóstico de la fiebre hemorrágica por virus del Ébola es bastante malo, ya que se considera una patología potencialmente mortal. El período de tiempo que transcurre desde el inicio de los síntomas hasta la muerte varía entre 2 y 21 días. Se estima que la tasa de mortalidad por fallo de múltiples órganos y posterior shock hipovolémico va desde un 50 a un 90%, variando según el tipo de virus del Ébola que cause la infección.
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